El cuerpo tiene una gran cantidad de mecanismos de defensa contra las bacterias y otros microorganismos, haciéndolo resistente a algunas formas de infección. La principal defensa del cuerpo es la piel, que sirve como una barrera protectora contra microorganismos patógenos. La piel protege el cuerpo contra la infección a través de la presencia de flora bacteriana normal en la superficie, lo que inhibe el crecimiento de las cepas patógenas, la secreción de aceite y sudor que proporcionan un ambiente tóxico para los microorganismos a causa de su pH, y las enzimas que están presentes en las membranas mucosas que matan o degradan los patógenos. La piel tiene un gran papel en la inmunidad contra enfermedades e infecciones, pero una vez que la integridad de la piel se ha roto, la inmunidad disminuye en gran medida.
Las hemorroides son muy propensas a las infecciones, ya que afectan la defensa de la piel. Estas sobresalen del ano causando que las venas se expongan a las bacterias. Aunque no hay una ruptura en la piel, la protuberancia de la vena en sí puede atraer a los agentes patógenos. Lo que las hace más propensas a infecciones es la presencia de diferentes microorganismos en el ano debido al paso de las heces. Cuando las heces se ponen en contacto con la parte saliente, la flora normal presente en las heces puede convertirse en un microorganismo oportunista que en última instancia puede causar infección. Para prevenir que se produzcan las infecciones, puede utilizar antibióticos para las hemorroides.
Los antibióticos no sólo se utilizan como tratamiento para las infecciones existentes; También se pueden utilizar como profilaxis contra ellos. El principio que rige el uso de antibióticos para las hemorroides es que deben ser eficaces para los microorganismos que se encuentran generalmente en las heces, ya que son los agentes causales más probables. Algunos antibióticos para las hemorroides incluyen cefalosporinas y fluoroquinolonas.
Las cefalosporinas son antibióticos beta-lactámicos, y están en gran medida relacionados con la penicilina, que pertenece a la misma clase de antibióticos. Lo qué hacen las beta-lactamas es que impiden la formación de paredes celulares en bacterias que se replican activamente. La pared celular confiere resistencia y protección a las bacterias y si su formación es inhibida, las bacterias se vuelven susceptibles al aumento de la presión y eventualmente serán degradadas por las células humanas.
Las fluoroquinolonas, por otro lado, actúan inhibiendo una de las enzimas, la ADN girasa y la ADN topoisomerasa IV, que se necesitan para la síntesis de ADN bacteriano, lo que es una parte muy importante de cada célula. Esto también conducirá a la muerte de las bacterias.
El uso de antibióticos para las hemorroides puede prevenir con eficacia las infecciones pero deben ser utilizados adecuadamente. No se recomienda tomar los antibióticos como un medicamento de venta libre pues su uso inadecuado puede conducir a la resistencia de las bacterias a los antibióticos. La resistencia antimicrobiana significa que las bacterias ya no son susceptibles a la medicina pues ya se han adaptado a esta, ya sea por un cambio en su estructura o por la síntesis de enzimas que puede degradar los antibióticos.
Si las bacterias presentes en el tejido son resistentes a los antibióticos que se están tomando, esto significa que usted tiene que buscar otros antimicrobianos que puedan ejercer sus efectos sobre los patógenos. Ha habido una aparición de patógenos resistentes a los antimicrobianos y hay que tener cuidado en el uso de este tipo de medicamentos. Es mejor preguntarle a su médico acerca de ello.